domingo, 7 de octubre de 2012




Es propio de la amistad dar al amigo lo mejor que se posee.

La amistad con el Señor, que nace y se acrecienta en la oración y en la digna recepción de los sacramentos, nos hace entender mejor el significado de la amistad humana, que la Sagrada Escritura califica como un tesoro: "Un amigo fiel - dice el Eclesiástico - es poderoso protector, el que lo encuentra halla un tesoro. Nada vale tanto como un amigo fiel, su precio es incalculable".

El trato diario y la amistad con Jesucristo nos llevan a una actitud abierta, comprensiva, que aumenta la capacidad de tener amigos...

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